Mudéjares

Mudéjares

La encuadernación mudéjar se desarrolla en España durante los siglos XIII al XVI, aunque manifiesta su máximo esplendor en los siglos XIV y XV. Considerado un estilo nacional, deriva del hispanoárabe e incorpora motivos decorativos clásicos, góticos, pero sobre todo islámicos.  A partir del siglo XVI también adoptará elementos renacentistas. Los mayores centros de producción fueron Toledo y Barcelona. Aunque otros núcleos importantes fueron Valencia, Zaragoza, Tarazona, Salamanca, Segovia y Sevilla. 

Estructuralmente hablando comparte características con las encuadernaciones coetáneas (góticas o posteriormente renacentistas). Las diferencias se darán desde el punto de vista decorativo. Temas repetitivos, geométricos y horror al vacio heredado del arte árabe. Motivos sogueados y estructuras de lacería pueblan sus cubiertas a través de la técnica del repujado, el gofrado y desde mediados del siglo XV del dorado. Su ejecución es lenta y compleja requiriendo de gran maestría por parte del encuadernador. El resultado se refleja en cubiertas de una delicada y armónica belleza. 

El volumen elegido para iniciar la sala se cubre con piel rojiza sobre la que se despliega un rico repertorio decorativo, simétrico en ambas tapas, realizado mediante la técnica del gofrado. Una bordura de cuatro filetes enmarca la primera orla rectangular cerrada con tres filetes de diferente grosor. En el interior de la misma se pueden apreciar hierros de cruceta de lazo. El siguiente rectángulo lo forma una orla formada por hierros de rombos con cintas onduladas. A continuación, se repite la primera orla de filetes y crucetas de lazo. La siguiente banda se construye con rueda de motivo circular sogueado flanqueado por elementos vegetales. Siete filetes diseñan el rectángulo sucesivo que a su vez da paso a una orla de rombos aspados. El espacio central se resuelve con marco de cuatro filetes y once hierros de cruceta superpuestos. 

Pequeño volumen cubierto en piel marrón oscura decorado con esquema de bandas gofradas. Una bordura de filetes da paso a la primera orla de rombos encadenados. Le siguen otro rectángulo construido con filetes y circulillos en los ángulos y una orla de  eses enlazadas. El espacio central, enmarcado por otra orla de filetes y circulillos, se recubre con hierros de crucetas de lazo alternados con circulillos. Los entrenervios se decoran con composición radial de filetes en cuyo centro se dispone una cruceta de lazo rodeada de circulillos. Sobre el corte superior anotaciones manuscritas referidas a una ubicación anterior. 

Encuadernación en piel marrón oscura con esquema decorativo sencillo y simétrico en ambas tapas. La técnica elegida es el gofrado. Un único motivo de rombo encadenado aplicado con rueda cubre toda la superficie dividida en dos bandas y rectángulo central.  Los entrenervios del lomo se decoran con filetes de diferente grosor y banda de rombos encadenados en el centro. En el corte delantero se puede leer una nota referida al contenido mientras que en el superior se localiza una antigua signatura. 

Pequeña encuadernación en piel marrón con  esquema decorativo de bandas simétrico en ambas tapas. Tres parejas de hilos lisos delimitan dos calles. La primera se cubre con un único motivo de lazo simple redondeado mientras que la segunda queda vacía. El rectángulo central se cubre con un patrón de flores en forma de estrella unidas en las puntas. El lomo se deja liso marcando unicamente los nervios con doble hilo liso. Sobre el corte superior marcas de procedencia y en el delantero notas de contenido. 

Volumen de mayor tamaño que los precedentes que se cubre con piel rojiza sobre tablas. Se utiliza el gofrado como técnica decorativa organizando el repertorio en seis bandas concéntricas decrecientes separadas por filetes lisos de diferente grosor. Solo tres de ellas se cubren con gofrados. En la segunda una rueda de rombos con cintas onduladas. La cuarta se llena de estrellas de ocho puntas. Mientras que en la sexta se pueden apreciar los motivos de alfardones con lazos simples redondeados. El rectángulo albergado en el interior se cubre completamente con lazos simples redondeados. Los nervios se ciñen con hilos lisos que continúan sobre las tapas. Sobre el corte delantero se anotaron datos de contenido y procedencia. 

Cierra la sala un pequeño volumen encuadernado en piel oscura sobre tablas que conjuga perfectamente el horror vacui con el gusto geométrico propio del estilo en que nos movemos. Para ello se sirve de un esquema, simétrico en ambas tapas, organizado en bandas concéntricas gofradas que cubren toda la superficie mediante ruedas y hierros sueltos. La primera calle se cubre con rombos anudados con cintas onduladas. Sobre la segunda se descubren eses enlazadas. La tercera alberga rombos encadenados. En la siguiente se suceden óvalos sogueados. Mientras que en la última concéntrica y en la calle central se repiten los rombos encadenados pero de módulo menor al utilizado anteriormente. Sobre el lomo, junto a los cuatro nervios dobles estructurales, cinco falsos que dividen los entrenervios. Todo el espacio se recubre de hilos lisos gofrados y orlas de eses inclinadas al centro de cada sección que se extienden a las tapas. Los cortes fueron teñidos de rojo combinando con los hilos de seda verdes y burdeos de las cabezadas.