Diccionarios

La importancia de la labor lexicográfica de Nebrija radica en esa innovación de la ordenación alfabética y carácter de las definiciones o equivalencias de sus diccionarios que marcará las directrices para la confección de este tipo de manuales en otras lenguas, tanto europeas como ultramarinas. Desde la primera edición de Introductiones Latinae (Salamanca 1481) fue incluyendo glosarios de nombres propios y léxicos especiales para facilitar la comprensión de los usuarios de esos tratados, pero fue en el mismo año de la Gramática sobre la lengua castellana (Salamanca 1492) cuando publicó su Diccionario latín-español (Lexicon hoc est dictionarium ex sermone Latino in Hispaniensem), y en torno a 1495, el Vocabulario español-latín (Dictionarium ex Hispaniensi in Latinum sermonem), cuya primera edición ya contaba con 19.377 entradas frente a las menos de diez mil que presentan otros diccionarios de lenguas romances publicados más de cuarenta años después. La novedad de ambos diccionarios bilingües de Nebrija estriba en que el punto de partida siempre es la lengua de la que se ofrece el término equivalente, y no una mera traducción del diccionario latino, que cuenta ya en esa primera edición con unas 28.000 entradas, y en este sentido se diferencia netamente del cronista Alfonso de Palencia, que presenta en su Universal Vocabulario (Sevilla 1490) un diccionario monolingüe latino traducido al castellano, o de la tradición medieval del Vocabularium ecclesiasticum (Sevilla 1499) de Rodrigo Fernández de Santaella. La fortuna editorial de los diccionarios nebrisenses se extiende a tres ediciones más en el siglo XV, cincuenta y una en el XVI y aún otras treinta y cinco desde 1601 hasta 1834, a lo largo de las cuales fue configurándose en varios volúmenes con la adjunta del léxico geográfico (Dictionarium Triplex) y la separación en nombres antiguos y modernos de esta toponimia (Dictionarium Quadruplex), junto con ampliaciones de adicionadores y estudiosos, entre los cuales destacan por sus diferentes enfoques Juan López Serrano, Alfonso López de Rubiños y Eugenio Ceballos Perea. A la selección de esta tradición lexicográfica nebrisense se añade nuestro ejemplar de una de las reediciones del Léxico de Derecho Civil (Lion 1561), cuya edición príncipe (Salamanca 1506) contiene su programática dedicatoria a su antiguo discípulo Juan Rodríguez de Fonseca, primer gestor regio para los asuntos del Nuevo Mundo.

 

Leer estudio: La lexicografía según Antonio de Nebrija  [J. J. Rodríguez Toro]

 

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