Epidemias

Todas las sociedades se han tenido que enfrentar con los problemas que plantean las enfermedades, aspecto inseparable de la vida humana. No cabe duda que la preservación de la salud goza de una importancia capital para el ser humano y que, como antítesis de ella, el hambre y la enfermedad son los fenómenos ante los que el ser humano se presenta más vulnerable y las problemáticas más graves a que se tiene que enfrentar toda sociedad, ya sea una entidad concreta o en su acepción más amplia, como humanidad. Como advierten los estudios actuales sobre alimentación, el hambre y la mal nutrición tienen una repercusión negativa directa sobre la salud individual y colectiva , que además se complica ante la aparición de una enfermedad, especialmente si esta se presenta de manera epidémica, afectando al conjunto de la sociedad.

Cuando el hambre o una enfermedad se extienden y convierten en un problema que afecta a una mayoría social, en no pocas ocasiones se pueden establecer como modelos explicativos que ayudan a comprender la envergadura de una crisis económica, el derrocamiento de gobiernos, el cambio de mentalidades e incluso la desaparición de esa misma sociedad. En este sentido, Niebuhr llega a defender que la peste “destruye las civilizaciones”, y algo de razón tiene que tener si atendemos al efecto devastador que tuvo sobre Constantinopla e Italia la epidemia del siglo VI o la lamentable situación que dejó a su paso la epidemia de 1348 en ciudades florecientes del medievo como Florencia, Venecia o París. Las epidemias por tanto pueden ayudar a comprender mejor un contexto histórico y el devenir de un pueblo, que una épica y gloriosa hazaña de armas.

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