Las resultas
Aguafuerte y agua tinta (146x189 mm.)
Sobre el cuerpo tumbado de un hombre, posiblemente un cadáver, se avalanza un grupo de murciélagos. Encima de su pecho se posa uno de ellos que chupa su sangre para alimentarse.
Como la estampa anterior, Nigel Glendinning, nos remite al poema de Giambattista Casti, "Gli animali parlanti" donde el vampiro pasa de ser financiero a convertirse en consejero de la corona, hábil intrigante, que sirve a los fines del lobo chupando la sangre de sus víctimas.
Los animales de la noche que poblaban "El sueño de la razón produce monstruos" en "Los caprichos", casi veinte años antes, vuelven a aparecer, y lo hacen para abalanzarse cual vampiros, en palabras de Lafuente Ferrari, "sobre el cuerpo cansado que puede simbolizar la España de la postguerra y se alimentan de su sangre débil y escasa".
Probablemente lo que sucede en esta estampa es el resultado, simbólicamente representado, de las medidas que el funcionario con orejas de murciélago está escribiendo en la escena anterior. Podría haber redactado un texto sobre los impuestos, quizá eclesiásticos, que se fueron incrementado sobre la población a pesar de encontrarse en la miseria más absoluta.