Aguafuerte y agua tinta (128x178 mm.)
La amargura ante la evidencia del alto número de fallecidos es el sentimiento a que nos quiere guiar la presente escena. No olvidemos que, ya sea por consecuencia directa o indirecta, la conocida como Guerra Peninsular dejó casi un millón de muertos, especialmente en Andalucía, Extremadura y Cataluña, donde se dieron lugar varias hambrunas y crisis sociales.
El personaje protagonista centra toda nuestra atención. A sus pies, se hallan diferentes restos corporales, de los que al menos dos corresponden a niños, uno de los cuales parece incluso estar revolviéndose. Él no puede ni siquiera contemplar la escena, y se tapa el rostro en señal de profundo dolor y espanto. En el dibujo que sirvió de base para esta obra, Goya dispuso un mayor número de participantes detrás del grupo central, que finalmente fueron sustituidos por la nube blanquecina que enmarca y resalta al único protagonista.
Las características corporales de los fallecidos no deja lugar a dudas acerca del motivo de su muerte, que no fue el conflicto en sí, sino la desnutrición. Solo hace falta fijarse en las escuálidas piernas del personaje en primer plano. El paisaje, desprovisto de cualquier tipo de decoración superflua, también da lugar a una curiosa interpretación: la noche, simbolizada en el aguatinta granulada, va desapareciendo y la blanca aurora comienza a despuntar por el horizonte: el desolador conjunto ha quedado a la vista, y su espectador acaba de descubrirlo.