Yo lo vi
Aguafuerte, agua tinta y punta seca (124x195 mm)
Son varias las veces en las que Goya incluye en alguna de sus creaciones la frase "yo lo vi", lo que ahonda en el aspecto histórico y casi periodístico de las escenas que representa. Por esta razón, además, es nuestro artista muchas veces galardonado como el precursor de la fotografía de guerra. Sin embargo, el tiempo que tardaron estas estampas en publicarse y los matices personales que incluye, frutos de la visión con que miraba al mundo que le rodeaba, hacen que no podamos entender estas obras como tal, sino como fuertes alegatos cuya única razón de ser es la moralidad que Goya quiso que compartiésemos con él.
El abandono de los habitantes de los pueblos por donde iba pasando la guerra debió de ser frecuente en un sinfín de poblaciones, pues los supervivientes preferían emigrar ante el miedo de sufrir las venganzas de sus perseguidores. En esta ocasión, los protagonistas de la escena no son verdugos insensibles ante la barbarie, ni los restos de los cuerpos que las batallas dejaban tras de sí, sino un gentío que debe huir a su pesar para poder vivir. Una madre que huye con sus dos hijos pequeños se erige en un monumento casi heroico: en este caso, no se espera de nosotros la reprobación de la escena, sino la conmiseración del drama que está teniendo lugar.
También centran nuestra atención los dos hombres situados a la izquierda de la estampa: uno de ellos, agarra reciamente la bolsa bajo su brazo; otro, señala con temor algo fuera de la escena, a lo que parecen dirigirse casi todas las miradas. Sus posturas contrastan con la de la madre, pues mientras esta última solo se afana en tirar de uno de sus hijos, los dos hombres parece que únicamente se preocupan por sí y por sus pertenencias. Son las dos formas de actuar que tienen las personas ante los verdaderos problemas.