Aguafuerte y aguatinta (128 x 159 mm.)

Dos soldados sujetan por los brazos a una mujer que implora piedad mirando a su agresor. En la esquina izquierda, bajo unos arcos, aparece un hombre maniatado, quizá se trate del marido. La violación de la protagonista principal se lleva a cabo en presencia de un familiar, con lo que introduce explícitamente el tema del ultraje a la honra.

El marco espacial, arcadas oscuras que se abren a un espacio luminoso, nos retrotraen al supuesto claustro en el que se refugiaron las gentes en la estampa 11 pero desde otro flanco. Se trataría de un lugar apartado en el que es difícil que alguien auxilie a los prisioneros, una especie de trampa que lejos de darles cobijo les aprisiona.

Ambos soldados, en una actitud hostil hacia la mujer, pretenden su dominio. Él soldado de la imagen, en actitud de espera, agarrando fuertemente el brazo izquierdo de la mujer observa la escena en la que su compañero lleva la iniciativa principal.

Goya nos dirige hacia el contraste entre la blanca y tersa cara de la mujer y el peludo y oscuro rostro del soldado, el cual la agarra fuertemente por los cabellos, mientras la mira fijamente a la vez  que empuja su hombro derecho como intentando tumbarla.  A la derecha, un soldado está consumando una violación en segundo plano.