Ni por esas
Aguafuerte (137 x 161 mm.)
Unos soldados franceses arrastran a unas mujeres a un lugar obscuro abovedado. Un niño ha caído al al suelo y llora en tanto que arrastran a su madre, la cual forcejea por desasirse de uno de los invasores. En segundo plano otra mujer está siendo objeto de una situación violenta al ser agredida por un soldado galo de espaldas al espectador. En el fondo se ve el campanario de una pequeña iglesia. En el ángulo inferior derecho de la estampa Goya ha grabado una figura, parece un hombre, sentado en el suelo y encogido. Es probable que esté emparentado con alguna de las dos mujeres y que vaya a ser testigo de la escena.
Destaca el protagonismo de las figuras femeninas dejándolas en blanco, sin apenas líneas de aguafuerte, enfrentándolas a otras intensamente grabadas y recortándolas sobre fondos oscuros. Por otra parte se sirve de arquitecturas abovedadas, de indudable valor simbólico, bajo cuya oscuridad se desarrollan los abusos.
Ni por esas continúa las circunstancias de violencia hacia las mujeres que Goya ha desplegado en los grabados nº 9 y nº 10. En ellos subraya su gallardía y su valor ya que se resisten con todas sus fuerzas a los ataques de los soldados franceses. No se trata de una narración, sino de tres hechos aislados de similar naturaleza vinculados por la analogía y en los que la fuerza bruta se impone inexorablemente.
Lo más dramático de esta estampa es la figura del niño indefenso, caído a los pies de su madre. La diagonal que se establece entre la mujer y el soldado que se dispone a violarla se rompe con el escorzo del cuerpo semidesnudo del niño, que llora desconsoladamente y extiende su mano crispada. La violencia con la que el militar arrastra a la joven madre parece completar la escueta sentencia del pintor: ni por esas razones de humanidad se contuvieron.