Aguafuerte, aguatinta y punta seca (133 x 181 mm.)

Varias mujeres, una con un niño en brazos, atacan con picos, sables y puñales, y hasta con piedras, a los soldados invasores, que se defienden como pueden.

Con esta escena y la anterior Goya nos introduce en la dramática participación de las mujeres. Es muy probable que su referente inicial se encuentre en los sucesos de Zaragoza. La implicación en la lucha puso en cuestión el discurso patriarcal que había prevalecido en las relaciones de género de la época, pero su comportamiento reforzó en muchas ocasiones la consideración que existía de su naturaleza irracional.

En esta estampa,  Goya  construye una composición teatral, patética, irreal pero verosímil. Una representación escénica de la desesperación donde todas las partes del cuerpo se muestran de la forma más desordenada y violenta.

A la izquierda, Goya completa la escenificación: una española, eleva la vista al cielo mientras mantiene fuertemente asido un puñal con la mano derecha.

La distribución de las luces reclama la atención en el grupo central donde una mujer, defendiendo la vida de su hijo, arremete contra un francés con un chuzo. Tras ella otras gritan desesperadamente, mientras la del fondo se defiende con una espada.