"Antes de pasar a otro, no será malo saber lo que relató el padre Giampriamo, nuestro misionero mandado por el emperador de China a Italia para negocios secretos. Él dijo entonces que en la ciudad de Pekín existen dos torres muy amplias de más o menos doscientos palmos de alto. Éstas son utilizadas para el gobierno político de las estaciones nocturnas y por eso sólo se usan en la noche. En una hay una gran campana tocada por gente elegida para ello, en la otra un tambor de casi dieciocho palmos de diámetro con lo cual se produce un gran estruendo, y el mayor artificio es que la piel del instrumento es tan grande, que se compone de muchas partes unidas de modo que parece ser una sola piel".