"...Están insertados en dos travesaños, para que el martillo central siempre esté fijo y los dos laterales sean movibles aunque insertados en el travesaño inferior, para que, sacudidos por las manos del músico, lleguen a percutir el martillo colocado al centro firmemente. Éste se percute con los otros dos, con los debidos espacios de tiempo y con golpes más o menos pesados, según lo que necesiten las sonatas, en general hechas por otros instrumentos; a estos se une el estruendo de los martillos y, para que la sinfonía sea más grata, se le añaden unas sonajas, generando un sonido caprichoso que, si se escucha en la noche, no podría deducir de qué instrumento proviene".