Cartel de propaganda política y de guerra

El cartel se convirtió rápidamente en un canal predilecto para la propaganda, especialmente la propaganda política y de guerra. Naciones, partidos políticos o movimientos reivindicativos van a hacer uso de esta herramienta para anunciar sus proclamas y buscar la anexión de la población a sus intereses, ya sea en forma de votos o de alistamientos, por citar solo algunos ejemplos.

Será a partir de la Revolución francesa cuando el cartel político sufra una importante evolución en paralelo al camino seguido por el cartel comercial, encontrando hitos importantes en las Revoluciones de 1848, el Risorgimento italiano, la guerra civil estadounidense, la guerra franco-prusiana o el movimiento de la Comuna de París, que apenas duró dos meses. Carteles en donde, a diferencia del cartel comercial, cobra un importante peso el texto sobre la imagen, cuya presencia es mínima o nula. Será en la década final del siglo XIX y la primera del siglo XX cuando el cartel político alcance un nuevo nivel, hallándose ejemplos mucho más elaborados y llamativos –véanse los que animan a la celebración del Primero de Mayo o los del movimiento sufragista, como los carteles de Hilda Dallas, sin olvidar los propios de los partidos políticos–, en los que se aprovechan los avances que ya había conquistado el cartel comercial.

Votes for women (Hilda Dallas, 1909).

Con estos antecedentes, será en la Primera Guerra Mundial, uno de los sucesos históricos más relevantes para la propaganda, cuando el cartel alcance su desarrollo definitivo, fraguándose una serie de elementos icónicos que serán imitados y adaptados en futuros acontecimientos bélicos. Mención especial merece el cartel “Your country needs you” de Alfred Leete, que, pensado originariamente como portada del London Opinion del 5 de septiembre de 1914, ha sido reconocido como uno de los más eficaces, al tiempo que ha servido de inspiración para otros carteles que buscaban la incorporación de nuevos miembros al ejército, sin obviar las numerosas parodias que de este se han hecho. De hecho, este cartel con Lord Kitchener apuntando con el dedo a la población, será el origen del que haría James Montgomery Flagg en 1917 para Estados Unidos con el Uncle Sam como incitador para el reclutamiento. También durante la contienda se realizarán carteles para conseguir recursos, así como otros para enaltecer el espíritu de resistencia o para demonizar al enemigo. Entre estos últimos destacan nuevamente los ejemplos británicos en los que se alarmaba sobre la situación de indefensión de Bélgica, especialmente a partir del fusilamiento de la enfermera británica Edith Cavell en 1915, acusada a priori falsamente de espionaje. Un siglo más tarde, no obstante, la exdirectora general del MI5, Stella Rimington, daría a entender que sí pudo tratarse realmente de una espía, dato que se ocultó para utilizarlo con objetivo propagandístico.

Portada del London Opinion del 5 de septiembre de 1914 (Alfred Leete, 1914).

Miss Edith Cavell murdered october 12th 1915. Remember! (Desconocido, circa 1915).

La I Guerra Mundial también afectará al cartelismo ruso, si bien el panorama cambiará con la Revolución Rusa. En la primera etapa, el cartel se tornará expresivo y entusiasta, con el objetivo de mirar hacia la victoria, y buscará apelar directamente al interlocutor, como los carteles de Dmitry Moor, que nuevamente parece influenciado por la obra de Alfred Leete. Sin embargo, pasado el periodo revolucionario y asentado el régimen, será el constructivismo el que se impondrá con artistas como El Lissitzky o Rodchenko; un vanguardismo que dará paso a un cartel más realista con la instauración del estalinismo. En este sentido, y aunque no se siga estrictamente el orden cronológico, hay que dar buena cuenta de la importancia del cartel para los movimientos revolucionarios o que, cuanto menos, reclaman un cambio. Desde la revolución mexicana, china o cubana hasta la Primavera Árabe, incluyendo asimismo otros como Occupy Wall Street, el 15M o YoSoy132

Volviendo a la propaganda de guerra, tanto la Guerra Civil española como la II Guerra Mundial servirán de caldo de cultivo para la proliferación de carteles en los diferentes bandos. Con respecto a la primera contienda, se observa una diferencia entre la uniformidad de los carteles del bando de los sublevados y la creatividad y diversidad del bando republicano, dada la pluralidad de colectivos que forman parte de este último, adquiriendo un papel predominante Josep Renau, Manuel Monleón y los hermanos Arturo y Vicente Ballester, entre otros. En cuanto a la II Guerra Mundial, si bien se observan diferencias sustanciales en cada país, se continúa utilizando el cartel con las funciones antes señaladas para la primera Gran Guerra, tomando también relevancia otras como la de aconsejar a la población sobre qué comportamientos son adecuados o advirtiendo de no fiarse de traidores y quintacolumnistas.

Como ya se ha indicado, el cartel seguirá desarrollándose en cuanto conflicto bélico, incluida la Guerra Fría, o movimiento social se vaya desencadenando a lo largo de los años. Asimismo, será muy relevante su utilización en las distintas campañas electorales, con un importante impulso a partir de 1952, cuando nace el marketing político en Estados Unidos. Un claro ejemplo de la relevancia del cartel político aún hoy en día es la pieza numerosas veces adaptada y parodiada de Shepard Fairey –creador de la campaña Obey– en la que aparece Barack Obama con el lema “Hope”; un cartel que recuerda en parte al que hiciera Jim Fitzpatrick sobre el Che Guevara, y que según Fairey estuvo inspirado en la fotografía de John Fitzgerald Kennedy en la que este aparece mirando ligeramente hacia arriba y hacia la distancia, así como la imagen de Abraham Lincoln en los billetes de cinco dólares.

Hope (Shepard Fairey, 2008).