Milton Glaser, el corazón urbano

Nació en Nueva York, vivió en ella y a ella dedicó su obra más conocida, ese logo casi cartel, I love New York, donde un corazón rojo sustituye a la palabra «love».  Letras negras, fondo blanco. Estamos en 1977, la ciudad necesita cambiar su imagen negativa generada por muchos tipos de violencia. El efecto es inmediato y ese corazón será imitado en miles de ciudades de todo el mundo. MiIton Glaser (1929-2020), es autor de más de 300 carteles, su gran actividad, junto a la identidad corporativa, pero trabajó en muchos campos, por ejemplo, para muy diferentes publicaciones norteamericanas y europeas, incluida la española La Vanguardia, de Barcelona.

De familia judía inmigrada desde Europa, estudia arte en su ciudad natal y gana una beca para ampliar estudios en Italia, pronto crea revistas y una agencia dedicada al diseño de publicaciones. Comienza a realizar carteles y a recibir premios. Glaser tiene un estilo muy personal, sin influencia determinantes, su cartel para el cantante Bob Dylan, uno de los más conocidos, es buena muestra de ello. Ofrece un trabajo muy conceptual, muy personal, pero que demuestra su conocimiento y uso inteligente de las posibilidades del lenguaje visual, y en paralelo su permanente inquietud por la novedad, que evidencia una de sus afirmaciones más conocidas: «Las certezas cierran la mente, para crear algo nuevo tienes que dudar».  Pero trabajo impactante, de efecto inmediato: «Si lo tienes que explicar es que no funciona».  Trabajo muy diverso que incluye desde la decoración de los restaurantes del World Trade Center en Nueva York a portadas de discos y libros. Los encargos de carteles le llegan desde sectores muy heterogéneos: festivales de música, el cine, instituciones públicas a menudo benéficas o con clara orientación social... Como tuvo larga vida, asistió al auge de internet, pero defendió siempre el dibujo propio, la creación, lamentando que un sector de la juventud prefiera copiar lo que ve en la pantalla a la creación propia. «Hay que tener capacidad de síntesis y saber dar siempre con lo más sencillo y comprensible; necesitas un buen conocimiento del lenguaje». De todo ello tuvo, y mucho.

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