La publicidad luminosa

Los anuncios luminosos resultan elementos comunes en las ciudades desde el siglo pasado, dinamizando y aportando luz al entramado urbano. Dichos formatos, muy diversificados, forman ya parte del skyline metrópolitano y, en muchos casos, están protegidos por la legislación, al considerarse parte del patrimonio cultural e histórico. Además, su conexión con la ciudad de enclave llega a ser tal que, en algunos casos, se convierten en reclamos turísticos, punto de visita obligada para turistas y visitantes, como ocurre con Times Square en Nueva York, o Picadilly Circus, en Londres.

El avance más importante en cuanto a los carteles luminosos se produce con la aparición del tubo fluorescente o luces de neón. Los letreros de neón surgen en 1910, como un invento presentado por el científico francés Georges Claude en la exposición de Paris Motor Show. Desde sus inicios, se aplica a la publicidad y al ámbito comercial, con bastante éxito para las marcas. A lo largo de las décadas se fueron incorporando novedades que han favorecido su eficacia y diversificación, como las pantallas de gran formato (jumbotrón), los efectos sensoriales como olores, la iluminación LED o los anuncios interactivos, por lo que supone un formato en constante evolución. En los últimos años se han desarrollado también formatos respetuosos con el medio ambiente, activados por energía eólica y solar, adaptándose así a las legislaciones de contaminación urbana.

Uno de los enclaves más populares por las grandes pantallas y carteles de neón que llaman la atención de turistas y visitantes en Londres es Picadilly Circus, una intersección en la zona oeste de la ciudad. Concretamente, los anuncios pueden verse en una de las fachadas del London Trocadero (en el pasado London Pavillion), un centro comercial situado en la esquina que da a la cara norte. Los primeros anuncios eléctrónicos de la intersección aparecieron a comienzos del siglo XX, de forma que por entonces la zona de Picadilly ya estaba repleta de carteles de neón y luminosos (siendo el primero de la marca Perrier, colocado en 1908). Con el paso de los años se fue limitando, por lo que en la actualidad solo se conservan en la fachada de ese edificio, cuyas primeras vallas publicitarias eléctricas se colocaron en 1923. El primero de ellos fue un anuncio luminoso de la marca de ginebra Gordon's, seguido por otros de grandes dimensiones. A pesar de que las autoridades intentaron restringir la colocación de dichos anuncios, el edificio se ha mantenido cubierto de publicidad hasta nuestros días. Actualmente, las marcas que se visualizan en la fachada son anunciantes tan potentes como Coca-Cola, Hyundai, Samsung, McDonald's, TDK…

En el caso de Nueva York, Times Square es también una intersección, concretamente de la Avenida Broadway y la Séptima Avenida en Manhattan. Se trata de una de las zonas más visitadas a nivel mundial, centro de la industria del entretenimiento y lugar de celebración de la Víspera de Año Nuevo, que congrega a miles de personas cada 31 de diciembre. Los primeros rótulos de neón desembarcan en EE.UU. en la década de 1920, gracias a la patente de Georges Claude, y rápidamente se extienden por las principales ciudades y negocios del país, destacando Nueva York por ser una de las ciudades con más luminosos en la época. No obstante, antes de la llegada de la luminosidad, Times Square ya contaba con multitud de carteles y rótulos publicitarios de gran tamaño, siendo el de Coca-Cola uno de los primeros, al que posteriormente se le añadiría el neón. En la actualidad, la marca sigue presente con un cartel robótico 3D, de gran tamaño (21 x13 m), formado por 1.760 pantallas LED de movimiento independiente.

Otros de los enclaves populares por su publicidad luminosa se encuentra en la región de Shibuya en Tokio, una intersección famosa por su cruce peatonal en cuatro direcciones. Y en España, Madrid conserva luminosos históricos como el de Tío Pepe, colocado en 1935 sobre el Hotel París, que es todo un icono en la Puerta del Sol.