BERLANGA VISTO POR LOS ALUMNOS
de la Facultad de Comunicación

BERLANGA COMO INSPIRACIÓN
Como pudimos comprobar en el año 2003 cuando el director valenciano visitó nuestro Centro, Berlanga gozaba de una especial habilidad y sensibilidad para contactar con los más jóvenes. Su naturalidad y su exquisito sentido del humor muy pronto hicieron las delicias de nuestros alumnos; al maestro le bastó sólo un ratito para conquistar sus corazones para siempre. Dieciséis años después de aquella visita, Berlanga sigue estando muy presente entre nuestros estudiantes. Los dos trabajos que componen esta sección de la exposición están realizados por alumnos recién egresados del Grado de Comunicación Audiovisual de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Un pequeño tributo al gran director español.
El primero de estos trabajos, titulado La feria de las vanidades, es un relato breve inspirado en la película Plácido, escrito por Luis Antonio Galán Gil. La segunda aportación, un poema escrito en verso libre titulado Buen legado nos dejaste, querido Berlanga, es un texto creado por Juana Ascensión Gómez Márquez. Berlanga sigue más vivo que nunca.

La feria de las vanidades
Luis Antonio Galán Gil
Cada año, desde que tengo uso de razón, la gente pudiente del pueblo se reúne en una celebración como ninguna otra. Comida, espectáculo, risas… Este año viene un niño cantaor y una joven actriz supuestamente afamada. Y este año, pujan su presencia en la cena navideña.
Tras una cuantiosa suma por parte de un matrimonio joven pero no mucho, comienza el verdadero motivo de la subasta, con la aparición de un señor algo andrajoso y abrigado con apenas cuatro harapos.
- Aquí tienen a don Benito -comienza el subastador-, quien vive en el soportal del estanco de la calle Viridiana. Buen comer e interesante conversación. Comenzamos la puja en 500 pesetas… ¿Quién da 500 pesetas? ¿He oído por ahí 600 pesetas? 600 pesetas la mujer del alguacil. 600 pesetas. ¿Alguien da 650? Venga, anímense señores. Es lo que el Señor querría para estas fiestas. ¿650 pesetas? ¿Nadie? Bueno, pues 600 pesetas a la de una, 600 pesetas a la de dos, 600 pesetas a la de tres… Don Benito adjudicado a la mujer del alguacil por 600 pesetas. Ya tiene a un pobre al que salvar la Navidad.
Don Benito desaparece del escenario, esperando su cena navideña con el apetito de una manada de leones. Tras el momento estelar de don Benito, otra colección de personas va desfilando una tras otra por el escenario, como si de monos de feria se tratase, mientras la burguesía se va peleando por su presencia en la mesa en esta celebrada noche. Doña Juliana, que duerme bajo el puente de los Suspiros, 900 pesetas. Don Julián, del parque San Antón, 1200 pesetas. Doña Eustaquia, habitante de la sucursal del Banco Hispano-Americano de la plaza del Conde, 1000 pesetas.
Una vez han pujado, los ricos van saliendo del salón, esperando en la recepción del casino conocer de primera mano a su pobre. Suyo y de nadie más.
El matrimonio que ha pujado por la presencia de doña Juliana, que no son nada menos que los Hernández, se arrepiente, ya que Juliana tiene fama de bebedora compulsiva, y el señor Hernández ha gastado su paga extraordinaria en tres botellas del mejor vino de la mejor cosecha, y teme que doña Juliana acabe con la reserva.
La joven pareja, cuyo pobre es don Julián, celebran que persona tan amable vaya a cenar con ellos en fecha tan especial, aunque don Julián lamenta no poder cenar con su hijo quien ha abandonado la ciudad para conseguir un trabajo que le permita llevarse algo a la boca.
El señor Gómez, viudo de la señora Gómez, ha conseguido a doña Eustaquia, a quién siempre saluda cuando va a trabajar cada mañana al banco. Al fin va a poder darle de comer a esa persona a primera vista tan necesitada.
- Bueno, la puja ha terminado – celebra el subastador. – Gracias a la amabilidad de todos ustedes, esta pobre gente tendrá algo que llevarse a la boca antes de volver en esta fría noche a sus respectivos lugares de pernocta. Ustedes son almas puras y bondadosas que han sabido cómo alegrar la Navidad de esta pobre gente, y créanme que se han ganado un lugar en el cielo y el Señor les estará muy agradecido. Y no se olviden de recordar: Sienten a un pobre en su mesa, ofrecido por Ollas Cocinex.

Buen legado nos dejaste, querido Berlanga
Juana Ascensión Gómez Marquez
Saber de dónde venimos, para ver a dónde vamos.
Cruda realidad la tuya, por tus inicios censurados.
Gran maestro de maestros, y sin embargo machacado.
Profundo, profesional del cine, que fuiste, Berlanga..
Una semilla plantaste, allá en los años cincuenta,
despegando en tu andar, con “Esa pareja feliz”.
Hiciste reflejar con tu arte, lo que pasó en España.
Abriste un camino, acompañándote de Bardem,
aunque el destino quiso, que te separaras de él.
Tus inicios fueron duros, por lo que querías mostrar,
aun así, tuviste claro lo que te importaba de verdad.
Ese país aplastado, al que el pueblo desgajado,
tanto tiempo costó poder levantar;
y que nadie, nadie se atrevía a reflejar.
¡Qué, osadía la tuya!, o más bien qué valor, o corazón,
no siempre bien recibido, por tu forma de expresión.
Supiste a través de ese humor irónico, poner en cartelera,
las miserias que se pasaban, en estos pueblos perdidos,
y de esa manera camuflar tantas y tantas habidas y por haber.
Disfrazando a través de esos gags, el hambre y la carencia.
¡Oh pobres campesinos nuestros!, hartos de trabajar,
para no tener ni ropa decente que poder llevar.
Como supiste, Berlanga, dar luz, a la España rural.
De tu humor burlesco, dotaste a tus personajes,
aunque no siempre, conseguiste, capotear la censura.
Y mostrar a golpe de humor, entrever las verdades.
Qué bien supiste entender siempre este mundo infame.
Destriparon algunas de tus obras, otras fueron cortadas,
pero salieron a flote, porque tú siempre triunfabas.
Gran compañero de fatigas tuviste en este andar, Rafael Azcona,
aunque las malas lenguas decían que era tu pilar.
Nadie te regaló nada, te enfrentaste a capa y espada,
con lo que no te dejaban proyectar, que ilusos, porque
estaba claro, que nadie te podía frenar.
Eres como ese mar inmenso que se cuela sin parar.
¿Cómo fuiste capaz de sobrevivir, medio siglo, con tú verdad?
Ni presupuestos limitados, ni problemas financieros,
o imposición de productores, fueron obstáculos,
a la hora de ponerte a trabajar.
Grandes títulos te acompañan en tu largo caminar,
dando un giro con “Plácido”, a tu largo historial.
Como todo evoluciona, tú evolucionaste, también,
cambiando el ambiente rural, por el de la ciudad.
Y de esa manera, aún hay quien se pregunta,
cómo conseguiste, “El verdugo”, filmar,
ya que en esos años seguía la represión del dictador,
no obstante, la película se rodó y exhibió.
Nunca renunciaste a tus ideales y convención,
lo antepusiste a la comercialización.
Has sido analista de la sociedad de tu tiempo,
y nos muestras sin tapujo, aquellos momentos.
¡Y menos mal!, que llegó la transición,
De esa manera pusiste en pantalla “Tamaño natural”.
Finalizas con “El sueño de una maestra”, y como no,
tuvo que esperar a exhibirse hasta el 2020.
Grande eres entre los grandes, grande de corazón,
Y por más que te cortaban tus alas,
siempre emprendías a volar.
Tu fruto ha sido, es y será la huella,
que siempre acompañará,
a los que siempre al cine han de amar.