Sucesos políticos y militares
Todo Estado, en todo tiempo y lugar, busca asegurar su continuidad y jerarquía de poder con el mínimo desgaste. Y en ello, la fuerza y la propaganda, si astutamente combinadas, se revelan los más sólidos soportes. El de fuerza es un concepto elemental, pero el de propaganda exige una mayor complejidad en su definición, y son muchas las dadas. Se la entiende como algo opuesto a la fuerza (ejercicio primario de la imposición, que supone el control evidente y manifiesto de los recursos del poder) y que se ejercita, en un nivel de mayor sofisticación política, para evitar la reacción que una continuada imposición de la fuerza pueda suscitar. La propaganda emplea un sistema de normas y símbolos que no siempre, y en ello radica su éxito, son advertidas por el grupo al que se aplican.
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