Los casos espantosos
En la Sevilla del siglo XVII -al igual que en España y Europa- se popularizó una modalidad de relaciones de sucesos que, en lugar de informar sobre los asuntos políticos y militares, mas prosaicos y aparentemente objetivos, se especializó en la difusión regular de casos espantosos y prodigiosos, epítetos que solían encabezar el relato de las noticias en un claro vestigio de sensacionalismo. Esta evolución temática y estilística se inscribia en el proceso de adoctrinamiento moral y religioso en que estaba imbuida la sociedad española como consecuencia de la Reforma Católica. Se trataba de una forma primitiva, si no inaugural, de prensa popular y de prensa amarilla que proliferó precisamente cuando la Gaceta nueva (1661) y sus sucesores se hicieron con el monopolio de la información más seria. A diferencia de las publicaciones oficiales, la materia prima de estas relaciones eran los casos extraordinarios o sensacionales: milagros, crímenes, desastres naturales, epidemias, incendios, autos de fe e incluso personajes monstruosos.
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